martes, 14 de junio de 2011

Antipolicial - Abel Miranda.

(Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia)

Te acordás del Toro, el que le ponía la bolsa cuando estábamos en el patio, bueno, muerto loco, cómo, fácil, el tipo llegó a la casa y no sintió el olor a gas. Voló a la mierda. Mario, tu primo, que vos sabés como terminó, y el pelotudo de Leo, que siempre se cagaba de risa, y todos lo odiábamos por esa risa tan pelotuda, muerto en un accidente con su propia arma, a él que le gustaban tanto los chumbos.
El Negro Chávez, que no se perdía ninguno de los bailes que le dábamos en el patio, lo asaltaron al parecer, y recibió un disparo de unos de los pibes que le robaron. El Jetón Rodríguez, que le gustaban tanto los travas, lo encontraron en el auto con el palo en el orto, en el parabrisas habían escrito: “para el Jetón que tanto le gustan los juegos”.
Ah sí, el Flaco Benítez, tenés razón, al parecer lo mataron los socios del desarmadero, parece que él y el abogado, sí el que también llevaba la causa de los desaparecidos, ese; los habían cagado a unos porteños y se la cobraron bien. Estaba flotando en un canal, llevaba días.
Te acordás del pibe que entró hecho un detective para luchar contra los malos? Pobre pibe, te acordás como tomaba merca después con el jefe, el jefe se cagaba de risa, lo miraba y le decía: “Y pibe, ya sabes dónde están los malos? No te hagás drama ya los vas a agarrar”. Y ahí nos cagábamos de risa y el pibe se reía y se clavaba una línea.
Ah si! y vos, faltás vos, a mi me pagaron para eso.

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