domingo, 28 de febrero de 2010
Pesadilla
4
piensen mucho en mí
amanezcan
y, apenas,
escriban mi nombre
en la espalda de quien haya dormido con ustedes
átenme con piolines de desvelo a las patas de vuestra muerte
porque yo
no sé cómo explicarles
a veces resulta que voy y, distraído,
remonto vuelo
yo precisamente
a mí que me acobarda lo impensado
qué espanto
si un día aprendiera a volar
si después de todo al Ícaro torpe lo salvara la oscuridad
por eso amigos
llévenme al cine con ustedes
vayamos a cenar
llámenme
muerdan las cenizas de anoche como si me llamaran.
sábado, 27 de febrero de 2010
Poema para Dulce
Como todo el mundo
también yo una vez
fui joven.
Y me casé.
Ella tenía 16 años
la cintura apretada
y pechos eclipse.
Pero su rostro
inasible
extraño como un perro oriental
parecía el amor
ese rostro
no podía estar del lado equivocado.
Y no estuvo.
Nos lamimos
tantas veces
nos gemimos
nos cantamos.
Hacíamos el amor
en Roma
y seducíamos
a los italianos.
Todos querían ser
la parejita argentina
encantadora.
Y cuando yo volvía
de servir café
y hacer mudanzas
ella estaba ahí.
Y también
cuando no había
mudanzas
y el dinero
para la pizza o la pasta
se hacia siempre menos.
Ella estaba.
Volvimos.
Y ella estuvo.
Me sonreía
me apretaba
me mordía.
Ella no sabía
cocinar
pero intentaba.
Y yo odiaba
lavar los platos
pero lo hacía.
El tiempo
es ahora
más rápido
que cuando
éramos niños.
Un día el monstruo
vomitó
su asco
su bronca
su envidia
sobre mí.
Ella había cumplido
22 años.
Y sus ojitos
de perro
tuvieron
la sinceridad que ella no.
Y ya su mano no
me dio escalofríos
su lengua no me buscó
cómplice
ni helada ni caliente
Apareció un cementerio
vivo
de nervios.
Que los amantes
que las pijas
las conchas
los culos
la mentira.
El miedo.
Yo supe
que era el
miedo.
Pero lo supe
muy tarde.
No le había
enseñado.
Y ella no
se atrevió.
Y me quedé
solo
de este lado
del mundo.
Todavía recuerdo
a diario
la sonrisa
los dientes
la piel.
Las películas
de Fellini
con el Gran Marcello.
Los helados
de un euro cincuenta
frente a la inverosímil
Fontana.
Su ano
recibiéndome
como a los
Reyes Magos.
Su olor
insoportable
al volver
del laboratorio.
Su cuerpo
sin ropas
cuando
la playa nudista.
Los piropos
en mal
italiano.
Las canciones
burdas.
Y también las buenas
como las de "Artaud" o Nina Simone.
Ahora el miedo
a la muerte
tiene nombre:
sé que van a ser
ésos
los últimos destellos
antes del crepúsculo.
Maximiliano Jozami
lunes, 22 de febrero de 2010
Fidel o Pinochet
mientras con el índice de la izquierda señalaba una pelota inexistente
en la derecha- hoy estás arriba y yo aquí, ¿ves?, abajo. Pero,
guardia, mañana se da vuelta la tortilla y yo estoy aquí- movía la
muñeca y señalaba el pulgar que ahora apuntaba con un nudillo para
arriba- ¿entonces? Entonces no jodas, viejo, no te preocupes por esos
que hoy te miran desde arriba, porque todo lo que sube, baja y todo lo
que baja –hacía un instante de silencio como pidiendo la respuesta-
¡sube! ¿Entiendes, amigo? ¿Capichas lo que te digo?
-Claro, capicho.
Un compendio de ideas hechas al gusto popular era el Víbora. Casi
siempre empezaba con Colón que descubrió que la Tierra es redonda,
¿sabías?, el mundo que da vueltas, seguía con el mil de ladrillos que
precisaba para construir un paredón móvil y matar a todos los
corruptos de la Argentina. Y terminaba con que el primer gobierno de
Perón fue bueno, pero en el segundo desbarrancó un poco.
-Porque ya no estaba la Eva- decía, quizás sin saber que esa forma de
nombrarla era típicamente anti peronista. Digo, porque otra de sus
frases hecha era que él no era anti nada o mejor dicho “soy anti
ladrones”.
Tenía varias frases de cabecera el Víbora, algunas políticas.
Conseguía una noticia “posta”, “de adentro” o “de un muchacho que
sabe” y entonces largaba:
-Cuando digo que la vaca es overa es porque tengo el cuero en las manos.
O aseguraba que ya se venía una difusa revolución de no se sabía muy
bien quiénes ni contra qué. Apenas veía que dudabas, advertía.
-Cuando te diga que es carnaval, vos apretá el pomo.
O daba consejos sobre las mujeres.
-Mujer que no coge, vuela, ¿vos has visto alguna que vuele?... Bueno,
todas cogen.
-Las mujeres son como las chapas, hay que clavarlas para que no se vuelen.
Y siempre terminábamos en la misma.
-Cuando uno se casa, lo primero que tiene que hacer es pegarle un buen
sopapo a la mujer. En la luna de miel hay que calzarla para que sepa
quién es el que manda.
-Che, ¿vos le has pegado a la tuya?
-No. Así me va también.
Al último aburría enormemente el Víbora. Lo veía y me daba una
sensación de hastío, Era como leer veinte mil veces el mismo
Patoruzito. Un decir, llegabas al café y le comentabas un asunto que
habías leído en el diario, no sé, cualquier cosa.
-Parece que el gobierno se ha quedado con un vuelto en el….
-Pará, pará, no me digas nada.
-Ah, ya sabes todo, ¿no?
-No sé nada. Pero a esos hay que matarlos a todos. Hay que pasarlos a degüello.
Y claro, te cortaba la inspiración. Porque si todo se arregla con un
paredón móvil entonces no hay conversación que dure. Además tenía una
confusión ideológica que te la voglio dire. Un día llegó a decir que
los dramas de la Argentina se arreglaban con un Fidel o… con un
Pinochet. Una vez no sé quien llevó unos amigos socialistas. Se
querían matar, porque además el Víbora se proclamaba socialista de la
primera hora, socialista de José Ingenieros, que era otro boludo, pero
boludo atómico, boludo nuclear.
Al final, qué quieres que te diga, al cabo de tantos años ya me tenía
podrido el Víbora con sus ideas de Compendio General Etimológico de la
Frase Hecha. Repodrido estaba. Cada vez que lo veía las bolas me
llegaban hasta la tercera napa freática.
Ese tiempo vino con la idea de las máscaras mortuorias. No sé dónde
habría leído o le habrían dicho que a los tipos importantes de antes,
cuando se iban para el otro barrio, les sacaban una máscara en yeso.
Una forma de guardarlos por si a alguien se le ocurría levantarles una
estatua.
-Deberíamos hacernos una máscara mortuoria nosotros también, pero
antes de morir- largó en una reunión.
Creo que fue el Gordo Tornillo el que le respondió:
-Mirá Víbora, te he oído decir miles de boludeces, pero como esta, ninguna.
Después vino con que había que aprovechar los cajones de los finados
de los monumentos de los cementerios para hacer muebles.
-Así nos ahorraríamos un montón de madera- explicó.
Pero para ese tiempo ya nadie lo consideraba como para andar
respondiendo las estupideces que se le ocurrían.
Yo quise hacerle una joda. Conté que en Reyes pondría un negocio en la
Tucumán frente al mercado: venta de agua y pastito para los camellos.
-Tantas macanas se venden para este tiempo, que qué voy a creer que no
voy a vender siquiera alguito- dije.
Pero nadie, salvo el Víbora, captó el chiste, la cargada. Tomó nota.
Otra ocasión propuso pena de muerte para los acaparadores. Y se enojó
porque le dije que acaparan porque tienen dónde.
-Cómo es eso.
-El tipo que acapara mercadería es porque tiene un galpón- le dije.
-Yo también terminaría con todos los galpones- respondió medio picado
No sé quién exclamó:
-¡Ah!, ¡bueno!
Y agregó
-Pero éste no es más pelotudo porque no se entrena.
Tuvimos que separarlos entre varios, porque así como lo ve, todo
flaquito, el Víbora tiene una fuerza bruta de la mierda.
Pero, ¿sabe qué era lo peor del tipo? Era porteño, hablaba como
porteño y ceceaba las eses como los porteños arrabaleros, ¿ha visto?
Eso que venía de una familia de chuchetas de allá, venidos a menos. Se
decía descendiente de Juan Manuel de Rosas, por los Anchorena, algo
así. Usté sabe como odiamos a los porteños en Santiago, sean
descendientes de Rosas o de don Juan de Garay. En realidad no es odio,
es odeo.
El Víbora no iba a cambiar sus pensamientos por una agarrada así
nomás. Es como si uno naciera con una idea y nadie se la va a sacar de
la cabeza. Parece que algunos vienen así de cuna. Pueden ser
excelentes guitarristas, pintores magníficos, escritores de nota, pero
cada vez que hablan, largan un macanazo. Hay varios dando vueltas por
el centro de Santiago todos los días.
Otra vez propuso no sé qué. Alguien también lo atajó diciéndole que
era una huevada, pero se defendió:
-Este- señalándome –anunció que iba a vender pasto para los camellos
de los Reyes y nadie le dijo nada.
Ahí me di cuenta de que había tomado nota de que mi supuesto negocio
de Reyes había sido una joda para él. En ese sentido, ningún quedado,
le digo.
Justo en ese momento yo estaba enfrascado en una discusión sobre una
película de la Sofía Loren, no sé qué y la dejé pasar. Pero me juré:
-Esta es la última que me haces, Víbora.
Y comencé a salir con el chumbo. Un Orbea del 32 que tenía en casa.
Por las dudas lo llevaba descargado.
Una mañana lo fui arreando despacito. Comencé hablando de un Fulano
que había sido amigo, ahora estaba de funcionario y me negaba el
saludo. Como nunca, ese día el bar estaba hasta el ojete de clientes.
Lo seguía llevando. Le digo más, llegó el Profe, que raras veces solía
venir, estaba también el Gordo Silva, Daniel Guerra, ¿no le digo?
Todos. Y yo seguía contando las cosas que se había comprado el amigo
funcionario.
-Antes no tenía ni para una bicicleta, ¿te acuerdas? Y ahora tiene dos
autos, a uno lo ha puesto a laburar para remís- seguía contando.
Y ahí fue cuando se le salió la cadena al Víbora.
-A esos hay que matarlos a todos.
-Sí- le respondí.
Y, del portafolio saqué el revólver.
-Tomá, andá, matalos y volvé.
Le dije.
El silencio que siguió fue como esa parte de la misa, después de la
comunión, cuando el cura se va a sentar y todos quedan quietitos,
esperando quién sabe qué. Primero quiso hacer como que agarraba el
arma, pero se dio cuenta de la cargada y de sentado nomás me largó un
semerendo seco que me tiró voleando a la mierda. Se me vino al humo,
diga que nos separaron, que si no, me mata, ¿no dije que es flaquito
pero bien fortacho?
Cuando se acuerdan, los muchachos siempre me piden el chumbo para
salir a matar funcionarios, me cargan de lo lindo. Pero yo he dejado
de frecuentar los bares a los que iba, para no encontrarlo al Víbora,
verlo nomás me produce una cosa como rabia, mezclada con no sé qué,
bilis pongalé.
Yo digo solamente dos cosas, primero que me enferman los tipos que
tienen ideas comunes, frases comunes huevadas comunes. Segundo, que se
cague, Víbora de mierda. El pez por la boca muere.
Mala Literatura
aviso y prevengo
que mi deseo
ya no usará camisa
andará casi desnudo
consumará incesto con el asombro
y será padre de santos
que unas veces se llamarán antígonas y otras veces mulánimas
su pudor tendrá por todo refugio
la plaza pública
digo aquí
mi estado de quebranto
me doy sí en bancarrota
el libro que pago con innúmeras privaciones
está en venta
con su deuda al día
me desamparo
de este lápiz con que escribo
y de vuestras esperanzas
se las devuelvo
no digo intactas
pero sí en buen estado de conservación
sus intereses me resultan impagables
y hasta usureros
si pienso
que cuando dormí con ellas
el goce fue mutuo
dejo además
en parte de pago
la pomada la tinta los cepillos
porque en los caminos polvorientos
es superfluo dar lustre a los zapatos
me apuesto en síntesis
me cedo
por si en la jugada final
alguien me pierde
en una buena mano.
La necesidad te lleva a la Esquina
Cae la Cruenta noche sin piedad
Y debes salir a pelearla de Verdad
Esperando triste que al pasar
El cliente, bien te vaya a tratar
Tu vestimenta es Sencilla
Tu Cortesía coartada
Abismal apetencia desesperada
De dignidad alterada y seccionada
La Necesidad te lleva a la esquina
Lastimosa y humana mujer
Porque un trabajo digno en la sociedad
Parece que no puedes obtener
La Bronca hace escala en mí….
Al pensar que en tu silueta generosa se desocupen
Esos lobos solitarios y viriles
Que sus sustancias blancas te escupen
Esos lobos que Se aprovechan
De tu Inevitable necesidad de subsistir
Mas piedad tu cuerpo debe pedir
Cada vez que al amor obligaste partir
Para fingir los orgasmos que decías sentir
Con eso clientes Ahogados
En fluidos de vida Turbados
Que en los autos te tumbaron
Y de tus labios se alimentaron
Para liberarte con dinero
Verde impuesto, fruto de ese desvelo
Que pudiste inhumanamente llevar
Para que la vida te deje avanzar
Y horas te pueda donar
Consiguiendo el sagrado pan
Que nadie te quiere dar
En Recipientes de Fluidos te has convertido
Que De Diversos propietarios es su contenido
Que crueles tienen que haber sido
Para pagarte por Escuchar su ruido
En lugar de Ayudarte
Y un trabajo Digno Darte
De manera que las noches abandones
Y ya no haya lagrimones
De esos ojos de mujer
Que vio a sueños sin paracaídas caer
Cada vez que a un cliente vil
Inevitablemente tiene que atender
Y con o sin preservativo
A su miembro ha de lamer
Porque no tienes derecho
Ni si quiera de tu cuerpo a disponer
Porque la necesidad te ha de imponer
Que inevitablemente lo tienes que hacer
Si quieres el fin de mes conocer
De Juan Antonio Schamun
sábado, 20 de febrero de 2010
... de Maria Lujan Luna
No siento mis brazos.
Tengo un leve presentimiento de que realmente tenía algo colgando a los costados.
Yo creo que me los han robado.
Que alguien celoso los ha secuestrado.
Tal vez porque el no tenía los suyos,
o porque le agradaban estos.
Uno bien no sabe.
viernes, 19 de febrero de 2010
Una lágrima solitaria de Andrés Navarro

miércoles, 17 de febrero de 2010
Poema de Lucas Marti
Yo irrumpí a codazos en los dientes en tu Olimpo
Yo me cogí tu Mitología
Yo enterré cencerros
Yo sembré grillos en tus ríos
Y ahí va el bote y cierra la noche
Te quise
Ya no te quiero
jueves, 11 de febrero de 2010
Nacimiento - Walter Neirot
Desviado del camino,
de los árboles,
desviado,
con hombros sosteniendo
la brújula inútil.
Pronto tu cigarro
fundirá la nieve y los eclipses,
y tus ojos seguirán intactos.
Siempre un ladrón,
un hechicero,
una vid en lo más profundo de la tierra,
una guitarra
componiendo muertes,
un libro con forma de dado
y páginas plagadas de espanto,
y de aromas y de miedos
y también con ojales y desparpajos y ternuras
que evaden el río
disparados como flechas
en la búsqueda inevitable y hermosa de la herida,
de la suma de exilios
asumidos como vientos,
mi rostro sin hedor a matemáticas,
sólo como una visión
que entró en ti por el ojo de una cerradura.
Cuando tu nombre
se repita en la fatigosa tarea
de asumirte como retorno,
y ese ser reconozca
el ritual inagotable del deseo,
ojalá mi mano
pueda alcanzar tu asimetría,
ojalá pueda reunir en tu mirada
mi símbolo que encalló en tus instantes.
¿Dónde encontraré los talismanes y la dichas?
¿Cuándo las semillas cegarán la fuga?
Ve caminando como quieras,
ninguna serpiente deformará tus pasos
y las piedras serán adornos de la tarde.
Ya eres el incesto de tu vientre,
ya eres el parto de la muerte...
Llamo a la ocasión,
llamo al amigo,
llamo a la ventana,
a la campana,
al pájaro,
a la tormenta,
a la ruleta,
al vigía,
al valiente,
al amante,
a Edipo,
al enemigo,
llamo
a mi insensatez,
a mi duda,
a mi confinamiento,
a mi lucha,
a las horas,
a la arena,
al rincón,
llamo al hollín
que viste al universo,
a la niebla
que decoró tu desierto,
a tu voz
que a veces me llamó montaña,
a tu corazón
que en el silencio
acogió mi nombre.
Te encontraré de nuevo,
quizás nuestros rostros
ya hayan sido vendidos en la tienda,
y las nuevas máscaras
tengan fecha de vencimiento,
pero aún así
estoy seguro,
las nuestras no se colgarán en el portón del cementerio.
Ríete,
ya tus lágrimas antiguas calaron
los ojos de la máscara,
pero tu hijo será tu rostro,
y la memoria de tu rostro,
y las líneas de tus manos
que ya se olvidaron del destino,
será la excursión infinita,
la espada que hiere
hasta que huye a tus manos la belleza,
será lo que digas y más lo que callas,
será lo que pienso y más lo que vives,
será el enigma que engendró tu lupa,
será el tesoro que ocultó el pirata,
será de nuevo... será...
Será el sueño que tuviste
en la vida que viviste...
martes, 9 de febrero de 2010
Renuncia de Andrés Navarro

lunes, 8 de febrero de 2010
Ahora

RIG VEDA
Ahora ya lo sabemos.
No hubo sur
norte
apenas sal
desparramándose entre dedos
sombras
en cuajo
apenas geometría dada
como sensación de trayecto.
Nunca fueron certidumbres
las líneas
puntos
cuerpos
que con desparpajo en ceremonia
suyas sospechó la carne
apenas eclipse
apenas embeleco.
No han sido éstas
horas
despuntando desde pedazos
desde vida
como si río fuesen
como pulso, sangre,
itinerario,
desde cada uno,
desde todos, todo;
no,
ha sido el tiempo
infranqueable
desgranándose
y pariéndose
una y otra vez en nosotros.
Ahora, ya lo sabemos.
No han sido sobre tierra
pies
conquista
plumas.
No hubo mapas
no despojo
sí polvo en desvelo suspendido
deshaciéndose más y más
y más en la nada
y este delirio dormido
de despertar coagulándonos en credos.
Aquí nosotros
allá fantasmas
no mundo irguiéndose
y cayéndose a pique
en la finitud de la palabra.
viernes, 5 de febrero de 2010
Hallazgo de Alicia Chávez
miércoles, 3 de febrero de 2010
"Los traumas infantiles de mi Microsoft Word" de Luis María Rojas
Los traumas infantiles de mi Microsoft Word.
O de cómo hacer literatura a partir de los errores.
O de cómo hacer literatura cuando no te dan los plazos.
[Nota mental, nuevo plan: Dejar que el Word escriba lo que se le de la gana sin corregir, a lo mejor, sale algo interesante.]
(Se siente bien, el texto va saliendo redondito, pasé en un mismo párrafo de consideraciones sobre el lenguaje al arte y del arte a la metafísica ¿o será teología? Mah si, da igual, seguro les va a encantar, aunque tendría que descontar a aquellos que lo considerarán “demasiado intelectual” y esgrimirán cuestiones como las de “la autenticidad” o “la vivencia”, Mmm… tengo que encarnarlo un poco más, acercarlo a la vida cotidiana. ¿Y si le clavo un Lebenswelt en vez de “mundo cotidiano”? No, no, no, no, ya me estoy chicaneando de nuevo, mejor me dejo de joder con esos germanismos que sino después tengo que andar explicando que el uso del término fue una ironía, que no hay que hacer una lectura lineal del recurso, que sólo fue una forma de criticar cómo la gente, cuando escribe, pretende aparentar cultura solapando estas locuciones y después tengo que explicar por qué usé “locuciones” en vez de “palabras” y después explicar por qué utilizo la ironía si se puede escribir tranquilamente lo que uno siente sin ser irónico… “Lo que uno siente…” Parece un callejón sin salida esto, diga lo que diga, voy a tener que andar explicando. Mejor tampoco me meto con esto de los sentimientos y los de “a mi me llega o no me llega lo que el otro escribe” y los “para mi la literatura es buena cuando me toca una fibra intima” y los “se nota que vivió lo que está contando, a mi, por ejemplo, una vez me pasó que…”. No, mejor no me meto con esto sino después las viejas de la primera fila de la catedral van a tener ocasión de meter cuchara.)
El azar en la creación artística. Pienso en Pollock y la manchita de pintura aleatoria que cierra la composición, pienso en los aplausos desenfrenados de la audiencia extasiada por el free jazz, pienso en los happenings de la Minujin del callejón Ronsin. ¿Cuánto de azar soportará la literatura? Pienso en el cadáver exquisito, triste reflejo de la escritura “surreal” como expresión del inconsciente pero… ¿Cuánto de azar hay en el inconsciente? Veo a lo lejos llegar hordas de psicoanalistas furiosos, antorcha en mano, al grito de “los actos fallidos en la literatura son la forma en que el inconsciente pugna por escapar a la censura. Por eso, la sublimación etc. etc.” Después dijeron algo sobre la “universidad de los trabajadores” y se tomaron el buque, la ciudad del buque (guiño para Andresito, Juancito y el gordito)
(¡Chán! Me metí con las consignas políticas ¿Cómo zafo de esta? ¿Es lícito ironizar sobre todo, o hay un límite más allá del cual sólo nos queda lo políticamente correcto? Comienzo con la peregrinación de datos redentorios (otra palabra que no me reconoce el puto Word, ¡No digas “puto”, decí “estúpido”, “desvergonzado”, “obsoleto” a ver si todavía además de los políticos tenés problemas por las elecciones sexuales). Mejor, me cago de risa del titular que salió el otro día en la Barcelona, dice así: “El rabino Bergman llamó a evitar que la Argentina sea Venezuela y a buscar el modo de que se parezca más a Honduras”, con eso basta creo, aunque la vaguedad quizá nunca se disipe. ¡Que lo parió, estoy cagado, van a pensar cualquiera! Es literatura ¿No puede uno decir cualquier cosa, asumir roles y discursos ajenos sin que inmediatamente sea censurado? Lo hubiera charlado con algún psicoanalista de la marcha, esto de andar satisfaciendo a todos me parece que es un trauma de la infancia. Mejor sigo como si no hubiera metido la pata)
Al final, ni siquiera la asociación libre resultó ser azarosa y parece que estamos constreñidos por estructuras objetivas que hablan por nosotros, con lo que la originalidad creativa parece negada (qué original). No puedo imaginar como el Microsoft Word podría revelar su inconciente en estos lapsus digitales, aunque no faltará alguno que pueda sacar provecho de los traumas infantiles de su computadora, sádicos que no respetan el dolor ajeno en tren de encontrar inspiración para escribir su textículo. Y otra vez caigo sobre lo mismo (parece que no voy a parir nada interesante), escribiendo sobre lo mismo, rizando el mismo rizo, dando vuelta autistamente la misma tuerca una y otra vez, el eterno meta-discurso de la creación literaria que habla sobre la creación literaria y que toma conciencia de que está hablando de la creación literaria y en un segundo lo novedoso se fue al carajo.
[Nota mental, nuevo plan: Cuando el Microsoft Word no te reconozca una palabra, mejor agregala al diccionario.]
P.D. Lo de “exotizar” lo dejamos para otro día.
martes, 2 de febrero de 2010
Tienen que saber de Ti - Juan Schamun

Golpea la noche mi conciencia
Apurando mí caminar
Mientras que doblando aquella esquina
A tu venta fui a parar
Con Tertulias llena su esencia
Mientras el negocio esperaba
Melancolía instalada
En madera degradada
Alicates para uñas
Pinturas de mejillas
Peines y rejillas
Sonrisa y pastillas
Traslado mi cuerpo
Silencioso testigo
De espíritu mendigo
Mientras De reojo la miro
Pensar en ti me asombra
Éxito de la naturaleza
Que bajo pinturas baratas
Delatas una inmensa belleza
Que haría temblar
Hasta a la más hermosa princesa.
Escribo sobre ti, hermosa mujer
Porque el hombre debe saber
Que la felicidad puede poseer
Pero no la logra obtener
Porque piensa en ella como un bien
Que se puede adquirir
Con unos cuantos verdes
En una caja feliz
Por eso están equivocados
Pues ella reside en el rojo corazón
El que opacado por el temor
Muchas veces decepciona al amor
Por esta sociedad de clase
Que tanto mal nos hace
Te ofrezco, miedo, viajar
Y en el mundo no volver a estar
Para que pueda yo descansar
En los pétalos de aquel jazmín
Que observando a la gente pasar
Espera al cliente venir