Todas las excusas
para caminar el barrio
eran nuestras.
Hacíamos cola en la verdulería.
Comprábamos la carne.
Y a la mañana el pan.
Volvíamos de la escuela
y jugábamos carreras.
Ellos ganaban.
Nuestra ruta era secreta.
Y nuestros besos
también.
Las zapatillas
no lograron entrar.
Pedimos hamburguesas.
Fuimos a un hotel.
Salieron ellos
Y nosotros, nunca más.
Cada noche
recordábamos la pastilla.
Los apuntes organizaban
marchas en la mesa.
Y el mate solo
nos animaba.
Desnudos
en el espejo.
Juntos
éramos hermosos.
Para siempre
con hijos nuestros.
Los silencios
ganaban espacio.
Los días sucedían
lejos.
Nos amábamos
enojados.
Después
de las mentiras,
podemos tomar helado.
No me vas a perdonar.
Te regalo un peluche,
como si nada me dices
que no vamos a coger.
No tienes miedo de perderme,
preguntas.
Hace mucho, pienso,
que no sos mi Verónica.
de Gavy Yauza
que bueno que puedas construir desde ese efecto de lo cotidiano
ResponderEliminar