No, dice Miguel. Yo, ¿sabes qué?, la llevo al telo y en dos horas la hago gozar como una perra. Esa ha cogido con el noviecito nomás, de parada y contra un eucalipto, a lo sumo en el auto del papá del chango. En un turno, le hago ver las estrellas a la guacha. .
Como a los tres días viene Carlos con la respuesta. A esa pendeja, en dos horas de telo la haces ver las estrellas, sí, pero, ¿y si te pide más?. Miguel se molesta pero igual pregunta, ¿qué más? Que después de las dos horas de telo te diga -ponele- papito, nos quedemos dándole matraca hasta el lunes, y que recién sea viernes. Ah, no, recula Miguel, que se conforme con dos polacos bien hechos, dositos y listo. Sí, y con pastillita de Ayudín, señala Carlos. Todo con Ayudín, por supuesto, se conforma Miguel.
De eso se trata la conversación casi todos los días en el Barquito. Cuestiones fundamentales de la vida.