jueves, 11 de febrero de 2010
Nacimiento - Walter Neirot
Desviado del camino,
de los árboles,
desviado,
con hombros sosteniendo
la brújula inútil.
Pronto tu cigarro
fundirá la nieve y los eclipses,
y tus ojos seguirán intactos.
Siempre un ladrón,
un hechicero,
una vid en lo más profundo de la tierra,
una guitarra
componiendo muertes,
un libro con forma de dado
y páginas plagadas de espanto,
y de aromas y de miedos
y también con ojales y desparpajos y ternuras
que evaden el río
disparados como flechas
en la búsqueda inevitable y hermosa de la herida,
de la suma de exilios
asumidos como vientos,
mi rostro sin hedor a matemáticas,
sólo como una visión
que entró en ti por el ojo de una cerradura.
Cuando tu nombre
se repita en la fatigosa tarea
de asumirte como retorno,
y ese ser reconozca
el ritual inagotable del deseo,
ojalá mi mano
pueda alcanzar tu asimetría,
ojalá pueda reunir en tu mirada
mi símbolo que encalló en tus instantes.
¿Dónde encontraré los talismanes y la dichas?
¿Cuándo las semillas cegarán la fuga?
Ve caminando como quieras,
ninguna serpiente deformará tus pasos
y las piedras serán adornos de la tarde.
Ya eres el incesto de tu vientre,
ya eres el parto de la muerte...
Llamo a la ocasión,
llamo al amigo,
llamo a la ventana,
a la campana,
al pájaro,
a la tormenta,
a la ruleta,
al vigía,
al valiente,
al amante,
a Edipo,
al enemigo,
llamo
a mi insensatez,
a mi duda,
a mi confinamiento,
a mi lucha,
a las horas,
a la arena,
al rincón,
llamo al hollín
que viste al universo,
a la niebla
que decoró tu desierto,
a tu voz
que a veces me llamó montaña,
a tu corazón
que en el silencio
acogió mi nombre.
Te encontraré de nuevo,
quizás nuestros rostros
ya hayan sido vendidos en la tienda,
y las nuevas máscaras
tengan fecha de vencimiento,
pero aún así
estoy seguro,
las nuestras no se colgarán en el portón del cementerio.
Ríete,
ya tus lágrimas antiguas calaron
los ojos de la máscara,
pero tu hijo será tu rostro,
y la memoria de tu rostro,
y las líneas de tus manos
que ya se olvidaron del destino,
será la excursión infinita,
la espada que hiere
hasta que huye a tus manos la belleza,
será lo que digas y más lo que callas,
será lo que pienso y más lo que vives,
será el enigma que engendró tu lupa,
será el tesoro que ocultó el pirata,
será de nuevo... será...
Será el sueño que tuviste
en la vida que viviste...
Etiquetas:
La Jeta Versea (sección poesía)
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UUUffffff....!
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