sábado, 3 de octubre de 2009

Sentir la Literalidad de Gaby Yauza



Ciertos escritores jóvenes, no valoran la literalidad como concepto, les parece pobre y limitado. Es en realidad lo más difícil de alcanzar. Cotidianamente hablamos más bien en abstracto.

Con el afán siempre vigente de separar al arte del resto de las manifestaciones humanas que no sean dignas de tal cosa, muchos teóricos desperdiciaron neuronas intentando averiguar qué hacia que un texto sea artístico y otro no. Una de sus hipótesis (ya anticuada) aludía al fin practico del lenguaje cotidiano en contraposición del lenguaje artístico. Sin embargo, con el paso del tiempo y el análisis de muchas expresiones, entendieron que la retórica forma parte de todo discurso, aunque más no sea, para exigirle al gato que salga de la cama. La ironía por ejemplo. O la hipérbole. ¿Elipsis?

“Me gustabas más antes” De todas las posibles lecturas, pongamos en foco la siguiente: usted, sujeto referido en la enunciación ha cambiado y él, el otro sujeto involucrado, no cambió. En consecuencia, las cosas que los unían quedaron varadas en universos paralelos. Todo esto en cuatro palabras. La elipsis se construye a partir del pronombre posesivo y la desinencia verbal. Hay ejemplos más felices, supongo que de fácil imaginación. Me muero de hambre. Me siento aislada. ¡Lo mato!

Retomando, tan común es el toque artístico de nuestro discurso cotidiano, que ya no podemos diferenciarlos. Sobre ese aspecto quiero concentrarme, el uso del lenguaje tuneado. Retocado. Barroco. Superproducido con recursos estilísticos varios. Y en ese ejercicio rebuscado de volver más interesante y complejo nuestro lenguaje, nos fuimos al otro extremo. La abstracción nos alejó del referente. Separamos drásticamente los términos de la metáfora, y olvidamos el parecido inicial. Dejamos los ojos de una muchacha, tirados en un rincón y sólo nos quedó el papel de Spinetta. Perdimos el frío blanco y el miedo oscuro a la muerte y nos quedamos con la luna de García Lorca. Sólo quedó el aspecto expresivo de la relación y en medio perdimos la comprensión del significado.

No quiero proponer que los humanos somos incapaces de abstraer, casi todo lo contrario. No se puede limitar la comprensión y el conocimiento a la experiencia física, concreta. Lo que quiero decir es que de tanto abstraer, perdimos significados básicos. Sólo por dar un ejemplo. La palabra nunca, o siempre. Guardan en si el poder de lo universal y permanente. ¿Quién pudiera utilizarlas apropiadamente en esta vida inestable y finita?, ¿quién puede decir, sin incurrir en el error o la mentira, de algo que es para siempre?

Si en verdad pudiéramos sentir literalmente lo que decimos, entonces el lenguaje perdería todo su encanto y nosotros nos volveríamos locos de tanto sentir. Es parecido a decir que las palabras no alcanzan para expresar las emociones. Sospecho que en realidad estamos tan acostumbrados a lo abstracto, al habla figurada que ya no entendemos realmente lo que las palabras evocan y por ello estas no nos alcanzan.

Los insuficientes somos nosotros.

Ellas son objetos infinitos manejados por seres finitos.

6 comentarios:

  1. Tu propuesta tiene el siguiente valor: me deja pensando. No es poco. Igualmente supongo que el universo de lo que se puede decir es amplisimo, saludo todos los intentos de la pluralidad. No sé porque me viene a la cabeza un precepto de Walsh: escribir sencillo: sujeto, verbo, predicado. Punto. Felicito tu ejercicio de pensar y repensar nuestro intentos de escritura.Y obviamente adhiero al menor rebusque posible. Gracias.
    Néstor

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  2. Negra, siempre abriendo puertas vos.
    Lamento no encontrar algo más literal para decirlo.
    Había olvidado un poco a este. Buena apuesta colgarlo por estos lados.
    Besos muchos.

    Vero.

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  3. Mucho no entiendo. Aquí está, ¿ves?, el momento en que creo que los de la Jeta son mucho para mí. Me parece que el escrito propone algo así como traer de nuevo una antimetáfora, una antipalabra para nombrar lo que ya tenía nombre. Y apellido.
    Yo no creo en lo literal de las palabras (de paso diré que me embola que todo sea terminado en "dad": literalidad, otredad, a esta palabreja no la odio, ¡la odeo!, ubicuidad, ambigüedad, ambidextralidad y matedad, que es la fruición para tomar mate). Creo que cada sonido que expurgamos con la boca o que expresamos con las manos tiene una historia, una etimología precisa, más allá no hay nada. Esto creo, pero no me gusta imponer mi fe a los infieles, así que cada uno piense lo que quiera. "Una masa", dicen los jóvenes de ahora, y hay que pensar una bocha para adivinar la metáfora-detrás de la metáfora-detrás de la metáfora-detrás de la metáfora. ¿Qué quiero decir con esto? No sé, que quizás en mi canon literario siguen tocando Emerson, Lake and Palmer, y Piero se estrena como un vate que podría hacer carrera si abandonara ciertos rebuscamientos simples, como de ama de casa de la década del 60, casi en los límites de la del 70.
    Todo esto para decir que el escrito no lo entiendo muy bien y por eso lo bajé a mi computadora para releerlo una y otra vez, a ver si me cabe algún concepto y aprendo algo, dicho esto sin ánimo de creerme un qué. Porque debo confesar que la mayoría de las veces no me da la cabeza. Y para contarte que el martes a eso de la una de la mañana, en mi blog aparecerá el primer poema que escribí en mi vida. Si poner vertical el pensamiento es escribir un verso, bueno, eso, lo que escribí vale. Si no, quíén sabe.
    Lo tuyo, esto de aquí arriba, muy bueno, che. Y ya te digo. Cada vez que lo leo me convenzo más de lo mucho que saben otros y de que las intuiciones con las que me manejo casi siempre son erradas.
    Saludos.
    O no.
    Vos verás.

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  4. Digo que deberíamos descartar los adornos vacíos. Esas cosas que a veces uno pone para demostrar que conoce de recursos y de poesía y de literatura. Pura masturbación. Deberíamos buscar nuestras palabras. La metafora esta bien... pero una que sea nuestra. No esas que ni siquiera llegamos a entender del todo.
    Juan, tus intuiciones no me parecen tan erradas. De hecho, me parece que explotas bien los sentidos y lo que más me gusta de tus textos, con detalles familiares construyes sensaciones nuevas.
    Esta nota intenta aportar algo para ese manifiesto verde. Pensar nuestra escritura me parece un ejercicio válido.

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  5. "pura masturbación" me encantó la comparación. Siempre critiqué la literatura folclórica, el hacha y el quebracho, pero de pronto me encuentro en un lugar extraño. Se habla de una literatura simple, como dice Nestor cuando enuncia a Walsh: escribir sencillo: sujeto, verbo, predicado. Punto. Y porque digo extraño? porque descubro que me atrae mas el tipo de texto con mucha metáfora que tiene idas y vueltas, que debo leer 3 y 4 veces para lograr desentrañar lo que el autor intenta decirme. Me gusta la literatura de los viejos. oH! sorpresa! lo que criticaba es lo que me atrae! sacando porsupuesto el hacha y el quebracho. y es una contradicción y eso lo se. y lo descubrí en la Jeta!!! con nuestras charlas y discuciones y subidas y bajadas de voz que a la final tanto dejan en cada uno.Me parece válido dar nuestra opinión. a algunos las metáforas y retóricas les pareceran... no se... no quiero hablar por otros... lectura rebuscada tal vez... pero bue... en mi humilde... humildisima opinión... existe todavia la gente que le gusta esto. Y no se si algun dia lleguemos a ponernos de acuerdo en algo (ojala que no) porque la gente que se reune en la Jeta gusta de los mas diversos estilos de letras, y por lo que se lee en el blog utilizan los más diversos estilos para redactar. Viva la Diferencia y la Libertad para escribir... No se si me fui por las ramas. Perdon si lo hice. Necesitaba expresarme.
    Gavy: tu texto siempre profundo y muy instructivo.

    Diana

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