¿Y si decimos que el morir es un arte?, si decimos que el amar es un arte, que hacer el amor es un arte encontrado siempre el punto g de un pincelazo en un orgasmo, vivir lo es obviously, cortar margaritas y hacer un hermoso arreglo florar para adornar la mesa, perderse en las ciudades chicas mientras te encuentras en las ciudades grandes como Buenos Aires, Paris o Amsterdam, en cambio Santiago del Estero solo sirve para perderte y encerrarte en la nada, absolutamente en la nada chiquita, para reírte al final del culo de un tetrabrik. Y para encontrarte tienes obligadamente que salir negra, es la puerta de salida o la puerta de la terminal y las dos se abren con sangre.
Si señores la muerte es un arte, destripar y degollar, son otras maestrías, sentir el cuchillo que abre un portal hacia otra dimensión carmesí y que enceguece con su destello de estrellita supernova. Poner bombas y sentir como los colores artificiales titilan en las pupilas de las víctimas como el arbolito de navidad, y ya estamos en el 24 de diciembre, luego el aroma festivo que inunda todas las fosas nasales que a la vez piensan en abrir otras fosas más profundas, en mayor cantidad. Gracias a dios no solo morir es un arte, matar también lo es. Este apetito por la matanza es muy difícil de enseñar, chiquita… el amor a la masacre es más complicado aún, es el amor por los detalles a escalas amplias como cosmos, es controlar todo, es visualizar el plan en su más perfecto detalle, es ver como se queman mediocres, es entender todo a la perfección y ver que la muerte tiene aroma a verdad. Te lo dijo Schopenhauer, pero no le creíste, te lo dijo…
Burdelita (Belén Cianferoni).
-La muerte es como una secreta victoria.-
ResponderEliminarBurdelita siempre fue una resentida... no la dejan morir, ella cree no la dejan concretarse como artista.
ResponderEliminarbelen cianferoni
La geografía en la que uno se pierda es siempre un vil pretexto para hablar de otras cosas: el desconcierto, lo intrincado del espíritu, su estructura laberíntica.
ResponderEliminarEl cine nos ha dado maravillosos ejemplos de ese estado: "Perdidos en Tokio", por ejmplo, de Sofía Cóppola no es sino una metáfora del desarraigo vital. Toole, Camus, Pavese,Benjamin, etc... son la carne de cañón, el cuerpo del delito, la materialidad de esa experiencia estremecedora del ser. Un beso grande para Belén.