viernes, 19 de junio de 2009

Mala Literatura


De: adrian carrascosa adriancarrascosa@yahoo.com.ar
Asunto: comentario sobre forrest
A:
nesmendoza@yahoo.com
Fecha: viernes, 19 junio, 2009, 1:35 am

Nestor escribi un comentario salio un poco largo, pero esta bueno (por lo menos estoy conforme) te lo mando porque hoy a la siesta no pude enviarlo, no entiendo bien como agregar el comentario, si vos puedes envialo. Hoy por la noche volvi a intentarlo nuevamente y nada. Como es la primera vez que intento enviar algo, tal vez me estoy comiendo algun paso. abrazos.



La "mala literatura",siempre genero rechazo, ofuscó a los señores que creen resguardar el valor de la literatura en eso que llamamos "cuidar el estilo", pero de esa mala literatura de esos géneros menores o bajos, salio lo mejor que tiene la literatura argentina hoy, desde Macedonio Fernández, Roberto Arlt, Manuel Puig, Osvaldo Lamborghini, Perlongher, Zelarayan, Cucurto, y por último el que domina la atención de críticos y lectores: Cesar Aira. Por que estos escritores se alimentaron de esos discursos sociales para demostrar que hay literatura en esos pequeños "detalles" de la vida cotidiana, y ahí esta el mingitorio de duchamp que vino a cambiar la mirada del arte de principios de siglo XX y nada volvió a ser igual, porque en esa lógica de la provocación, porque en esa tomadura de pelo cuestiono los valores "de mirar el arte" para hacer estallar y revelar nuevos horizontes de valores.
Ya lo decía Arlt en su famoso prólogo a los Lanzallamas, "el futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo. Crearemos nuestra literatura, no conversando continuamente de literatura, sino escribiendo en orgullosa soledad libros que encierran la violencia de un "CROSS" A LA MANDÍBULA”. Y la prosa poética de Néstor genera eso, rechazo y al mismo tiempo es provocativa, potente, nos puede gustar o no, lo que es innegable es que esta buscando una voz propia tal vez no sea su mejor texto (y los tiene) pero, Néstor trabaja con el lenguaje que otros descartan, eliminan para volverlos a resignificar en sus textos, para dar imágenes potentes, provocativas. La literatura , por lo menos para mi, tiene que molestar, movernos, y sobre todas las cosas tiene que remover las tripas. Además en este texto encontramos referencias a lo alto y lo bajo y allí están los pichiciegos de fogwill y el mito de Sísifo de Camus, escondidos, apenas asomándose tras bambalinas, mimetizados, porque no es lo importante ese discurso, sino el otro el que otros rechazan, ese es el que gana por nocaut.
Estoy seguro que no es su mejor escrito, o no es lo suyo el formato narrativo, pero si funcionan bien, los párrafos aislados, el primero es muy bueno, con ese cierre de ese gran tema (¿se usa todavía decir “tema”?) de Calamaro. Además de ese tono provocativo que mencionaba más arriba, sus textos siempre tienen esa combinación binaria entre lo insociable y lo afable “…Como un pichi comiendo chocolate amargo y abrazado a la foto de una chica rubia de un colegio de barrio norte. Y aspiraba el olor de la pólvora. Y para no pensar en los gurkas, para no hacerme en los pantalones, soñaba con ella. Su piel rociada con perfume caro, su aliento a café con leche de la mañana. Soñé con volver y amarla para siempre como en esas películas francesas que hacen lagrimear a las universitarias sensibles: Amelié, La Doble Vida de Verónica.”
Siga adelante compañero, porque uno no escribe para la satisfacción de las personas honorables.

Adrian Carrascosa

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