En el monte solo. El monte y los ruidos. El monte por 43 años. La soledad pega y pega de manera fea. Los que quedan son chicos, o muy viejos. Las chicas se han ido a la ciudad a limpiar el culo de los niños de las maestras o comerciantes. Pero Ermindo se ha quedado a cuidar el campito que le dejó su tata: Las cabras, y unas cuantas vacas. Caballos hay pero está mejor la Kawa para hacer como que se va de tanta desolación.
Y cuando llega alguien de afuera no para de hablar. La soledad pega y pega mal. Cualquiera que llega es atendido como corresponde a un buen paisano. Primero los mates y después, si hay tiempo, un chanchito. El tema es que si la visita es mujer las cosas se ponen un poco más interesante. 43 años y ni una china para meterla atrás en la moto. O que le cebe mates. Todos saben del drama de Ermindo. Y lo cargan. Los otros días llegó una de la ciudad por el tema de los desalojos, porque ahora anda con ese problema, que no es tanto como el otro. Porque apenas baja de la camioneta los ojos se le transforman y el desalojo pasa a un cuarto plano. Ermindo revolotea a la chica, la busca, se le acerca. Pero es muy torpe. La falta de costumbre…
De todas maneras le cuentan a la señorita que ha venido de Santiago. El y los vecinos andan con ese problema de que han venido los gringos, y cerraron con alambres. Y adentro han quedado cabezas de ganado y cabritos. Los gringos vienen con papeles y andan armados. Le cuentan esto a la chica que es linda. Y Ermindo anda como nublado. Los otros dicen que él fue a hacer la denuncia. Pero con tan mala suerte que en vez de un policía hombre le tocó una mujer y ahí se le ha enredado el discurso y dijo lo que no tenía que decir. Pero después se arreglaron las cosas. Y dicen que el otro problema es el agua. Todos sufren la sed. Pero Ermindo más que ninguno. Los gringos son jodidos. Y encima Ermindo no sabe leer ni escribir. La mira a la señorita que sí sabe; y se maldice por dentro: Va a ser difícil, más bien imposible. La tarde se va a dormir en el monte. Llega la oscuridad. Los vecinos se van del rancho y la camioneta también. Ermindo se queda solo. Pensativo prende un cigarro y se dice que no le importa tanto el campito, que dejaría todo eso con tal que una china se quede ahí, para cebarle unos mates y apagarle esa sed larga de 43 años.
Qué personaje este Ermindo, ahora que lo pienso el drama y "lo que puede llegar a pasar" están dentro suyo. Lo más terrible es que no pasa nada, pero se supone que pasará, que hay algo inevitable en la angustia de Ermindo que lo empuja al crimen, al hecho trágico que no sucede pero que lo acecha irremediablemente. No estoy seguro de lo que digo, es la lectura de un boludo nada más.
ResponderEliminarMuy bueno Néstor, hace mucho que no leía algo interesante en este blog.
ResponderEliminarLo de Néstor es casi por lo único que vale la pena abrir este blog. El resto, bastante flojito.
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