Estoy boxeando con una mujer. Golpe va, golpe viene, la tengo contra las cuerdas. La tipa ya está aflojando. En eso que le estoy por dar el golpe knock out la muy perra me lo hace un amague. Ahí, en la misma posición contra las cuerdas. Flexión de rodillas, movimiento rítmico de cuello, cintura, todo en extraordinaria coordinación. Un pasito hacia su izquierda y otra vez al centro del ring. Entiendo algo que tal vez no tendría que entender. Giro hacia el centro del cuadrilátero y veo otra vez a ese fácil rival, frágil contrincante que parece convocar mis golpes. Muy distinta a aquella que en un flash de lucidez me había eludido segundos antes y había provocado que el asalto comience otra vez. Comprendo que ella no me iba a atacar si yo no lo hacía antes. Esta vez no continúo. Me doy media vuelta y bajo del ring. Me saco los guantes y se los paso a un joven pugilista al que miro de un modo que no comprendo. Dejo de entender lo que siento. Camino algunos metros de entera contemplación; tal vez mucho más que sólo metros. Un gentío ruidoso me llama la atención. En el centro puedo vislumbrar la sensualidad reencarnada. Una mujer. La dulzura hecha ojos. La suavidad hecha piernas. Tengo que ir a su encuentro. No sé si sentí antes este impulso. Me hago paso entre la multitud. Me encuentro de frente con un viejo que me mira de un modo que no comprendo pero no me importa. Tampoco entiendo por que me da unos guantes ¿hará frío? Ella está en una especie de entarimado, sola, parece esperarme. Subo, sorteo unas cuerdas que rodean esa especie de escenario, ¿será actriz? Mi corazón late a mil. ¿Cómo puede ser que estés tan sola? Me acerco. Es tan hermosa. ¿Le gustaré? Es tan hermosa…
jueves, 10 de diciembre de 2009
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Qué te puedo criticar Andrés? Sos ininputable. Muy interesante la situación que planteás, esto de boxearse con una mujer, ya de por si vale un cuento. Quizá la busca de la perfección del circulo que se cierra, entre el que abandona y el que llega, entre el que mira sin comprender y el que es mirado sin comprender, que al final terminan siendo los mismos (bueno yo lo entendi en clave de supresión de la historia, de redención, de posibilidad de suprimir el paso del tiempo mediante el hito significativo, de poder empezar de nuevo, algo así como el Kairós judio)te decía que quizá sea tiempo de escapar de la busca del circulo que se cierra con la "story", aún cuando por razones de simetría continue siendo estético. Veo una complejidad de la historia y muchos niveles de interpretación que quizá no se reflejen con el formato. De todas formas muy bueno, las preguntas finales están muy bien puestas y, aparte de lo que dije antes, la transición es muy muy natural y sé que es dificil lograrlo. Hay unas mínimas cositas de concordancia o más bien de uso de los términos pugilísticos que después las charlamos.
ResponderEliminarBuen cuento.
Luís María.
Lo que me gusta del texto es ese aspecto cinematográfico que tiene, es muy visual, te va relatando algo que bien podría ser, por ejemplo, la trama de un video musical. Mientras sube a la tarima de un teatro con la actriz en el escenario, paso a paso se convierte en un nuevo ring y ella en la siguiente retadora.
ResponderEliminarMe gusta
Muy buena esa ambivalencia entre las dos mujeres. Entre lo brutal y lo delicado.
ResponderEliminarSon les mont qui bon Trés bien ensamble
ResponderEliminarbon voyage
m
juego, capital, objeto de deseo ¿que? ¿el premio por el ko? ¿la satisfaccion de ganar una pelea?
ResponderEliminar¿la mujer en un ring igal a la de un escenario?
espectador invadiendo el escenario.
actriz o personaje ¿Cual se veia tan sola?
en fin
la seduccion como deporte
sencillamente feo.